Mar del Plata 11 de Febrero de 2013
Queridos hermanos en Cristo Rey y Maria Reina:
Con gran dolor y pesar me acabo de enterar de la renuncia de nuestro querido Papa Benedicto XVI,, no emitiré ningún comentario, pues pienso en la soledad y falta de apoyo que ha tenido el Papa para efectuar la reforma de la reforma. Ruego e implora a Santa Maria de Lourdes, que proteja a nuestra Santa madre Iglesia y que Dios nos mande un nuevo Papa que siga con la política de terminar con los abusos litúrgicos y con las ideas de los grupos progresistas que dia a dia están trabajando para la demolición de nuestra Santa Madre Iglesia, a esos lobos entre corderos que Dios les de lo que merecen y no desampare a su pueblo fiel en la hora de la adversidad. Ruego por que el Santo Padre Benedicto XVI, encuentre reposo y recogimiento en la oración y pido a Dios que los malos que hacen fuerza sean castigados. los enemigos de la Iglesia, los progresistas deben estar muy ansiosos por lograr llegar a terminar definitivamente con toda la restauración y la reforma de la reforma que intento hacer sin apoyo nuestro amado Papa.
Imnstaurare omnia in Christo. Jose Luis Ventrice. !Viva el Papa Benedicto XVI! !Viva la Santa Madre Iglesia y sea restaurada en su explendor! Prof. Jose Luis Ventrice.
Transcribo la carta de renuncia de nuestro amado Benedicto XVI.
Queridísimos hermanos,
Os he convocado a este Consistorio, no sólo para las tres causas de canonización, sino también para comunicaros una decisión de gran importancia para la vida de la Iglesia.
Después de haber examinado ante Dios reiteradamente mi conciencia, he llegado a la certeza de que, por la edad avanzada, ya no tengo fuerzas para ejercer adecuadamente el ministerio petrino. Soy muy consciente de que este ministerio, por su naturaleza espiritual, debe ser llevado a cabo no únicamente con obras y palabras, sino también y en no menor grado sufriendo y rezando.
Sin embargo, en el mundo de hoy, sujeto a rápidas transformaciones y sacudido por cuestiones de gran relieve para la vida de la fe, para gobernar la barca de San Pedro y anunciar el Evangelio, es necesario también el vigor tanto del cuerpo como del espíritu, vigor que, en los últimos meses, ha disminuido en mí de tal forma que he de reconocer mi incapacidad para ejercer bien el ministerio que me fue encomendado.
Por esto, siendo muy consciente de la seriedad de este acto, con plena libertad, declaro que renuncio al ministerio de Obispo de Roma, Sucesor de San Pedro, que me fue confiado por medio de los Cardenales el 19 de abril de 2005, de forma que, desde el 28 de febrero de 2013, a las 20.00 horas, la sede de Roma, la sede de San Pedro, quedará vacante y deberá ser convocado, por medio de quien tiene competencias, el cónclave para la elección del nuevo Sumo Pontífice.
Queridísimos hermanos, os doy las gracias de corazón por todo el amor y el trabajo con que habéis llevado junto a mí el peso de mi ministerio, y pido perdón por todos mis defectos.
Ahora, confiamos la Iglesia al cuidado de su Sumo Pastor, Nuestro Señor Jesucristo, y suplicamos a María, su Santa Madre, que asista con su materna bondad a los Padres Cardenales al elegir el nuevo Sumo Pontífice. Por lo que a mi respecta, también en el futuro, quisiera servir de todo corazón a la Santa Iglesia de Dios con una vida dedicada a la plegaria.
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